El dolor de no entender a Lacan
Adentrarse en la obra de Jacques Lacan puede resultar intimidante e incluso abrumador.
Te enfrenta al reto de casi no entender las referencias que él daba a sus estudiantes.
A la tensión de decodificar su léxico, que parece salido de quién sabe qué diccionario raro.
Y al deber de preguntarte qué tiene que ver eso contigo y con tu práctica, 70 años más tarde.
A veces duele no entender a Lacan.
Hay un dolor que es puramente narcisista: tantos años de estudio para llegar a la carrera universitaria (y más allá) y enfrentarse a un texto que nos deja en la perplejidad…
Pero hay otros dolores mucho más importantes que esto acarrea. Por ejemplo:
El dolor de sentirte limitado en tu comprensión del psiquismo humano, cuando sabes que Lacan ofrece una perspectiva única y profunda sobre la subjetividad y sus malestares.
El dolor de verte restingido en tus herramientas terapéuticas, necesarias para un abordaje efectivo de una gran variedad de manifestaciones clínicas.
El dolor de arriesgarte a un estancamiento profesional, puesto que el psicoanálisis sigue avanzando hoy en día, construyéndose sobre las bases que Jacques Lacan nos legó.